Número 33 | julio-diciembre, 2021

Instituto de Investigaciones en Educación | Universidad Veracruzana

Licencia Creative Commons (CC BY-NC 4.0) | ISSN 1970-5308

DOI: 10.25009/cpue.v0i33.2766

Aprendizajes básicos de ciudadanía: validación y aplicación de un instrumento de medición

Citizenship Basic Learning: Validation and Application of a Measurement Instrument

Samana Vergara-Lope Tristána

Felipe J. Hevia de la Jarab

Anabel Velásquez-Duránc

Recibido: 4 de febrero de 2021

Aceptado: 20 de junio de 2021

Resumen: A diez años de haberse iniciado la investigación educativa sobre las nuevas habilidades para el Siglo XXI, aún son contadas las herramientas que nos ayuden a acercarnos a ellas. El objetivo del presente documento es validar el instrumento de Aprendizajes Básicos en Ciudadanía (ABC) y describir los resultados de su aplicación en el Estado de Yucatán, como parte de MIA (Medición Independiente de Aprendizajes), a través de los Citizen-Led Assessment. Para la validación, el instrumento fue aplicado a 324 niños, niñas y adolescentes (NNA) de nivel primaria y secundaria. Para la aplicación se seleccionó una muestra representativa de hogares en Yucatán, en los cuales se entrevistó a 1 455 NNA, entre siete y 17 años. El instrumento contiene 16 reactivos, cuatro factores que explican el 55.3% de la varianza y un Alfa de Cronbach de 0.72. Los aprendizajes básicos más bajos en ciudadanía en Yucatán fueron los de tolerancia e inclusión.

Palabras clave: competencias para la vida; test psicológico; educación básica; educación ciudadana; innovación educativa.

Abstract: Ten years after started the educational research around the new skills for the 21st century, tools help us to get closer to them are still few. The objective is to validate the test Basic Learning in Citizenship (ABC, for the acronym in Spanish); and to describe the results of its application, developed within the framework of the Independent Measurement of Learning-MIA, through Citizen-Led Assessment, in the Yucatan Peninsula. To validate the instrument was applied to 324 primary and secondary school children. To look into the citizenship learning, a representative sample of households was selected in Yucatan. In total, 1 455 children and adolescents were interviewed, between 7 and 17 years old. The instrument has 16 items, four factors that explain 55.3% of the variance and a Cronbach's alpha of .72. The lowest basic learning in citizenship were tolerance and inclusion.

Keywords: basic life skills; psychological tests; basic education; citizenship education.

Introducción

Ciudadanía

Desde los diferentes modelos, la ciudadanía puede ser concebida como un estatus, que es dado a los miembros de una sociedad y que conlleva un kit de derechos y obligaciones civiles, políticos y sociales (Marshall y Bottomore, 1998), o como una práctica, en la que se enfatiza la comunidad y la relación de los individuos con el Estado, poniendo los deberes como la base (Oldfield, 1990). Por otro lado, Kiviniemi (1999) identificó tres componentes de la ciudadanía: el formal o institucional (derechos y deberes), el ideológico o cultural (sentido de comunidad e identidades ciudadanas) y las prácticas sociopolíticas (marco institucional que guía las prácticas del ciudadano en la esfera pública).

Existen diversas investigaciones sobre ciudadanía en diferentes grupos de edad, pero las enfocadas a la infancia siguen siendo limitadas; esto hace que aún sea difícil definir y operacionalizar el concepto de ciudadanía en las primeras etapas de la vida. Esto pudiera deberse, en parte, a las limitadas definiciones provenientes de los enfoques anteriores, que planteaban una “obtención” de ciudadanía, lo que dejaba fuera a todos los menores de edad y que ponía a los niños y adolescentes en una especie de categoría de pre-ciudadanos (Espinoza, Vergara-Lope y Anaya, 2020).

Vargas, Echavarría, Alvarado y Restrepo (2007) refieren que los adolescentes conciben a la ciudadanía en cuatro categorías: el lugar del sujeto en la sociedad y la cultura, las normas y la ley, el actuar moral y político de los líderes, y por último, el sentido de pertenencia a su ciudad y las oportunidades que ésta les brinda. Araújo-Olivera, Yurén, Estrada y De la Cruz (2005) destacan que los adolescentes mencionan las reglas, el respeto a los demás y la democracia como parte de la ciudadanía. Vega y García (2005) refieren que, para los niños, un ciudadano es quien forma parte de una sociedad, es mayor de edad, sigue las reglas, paga impuestos y aporta a la economía. Cercano a lo expuesto por Kiviniemi (1999), para Espinoza, Vergara-Lope y Anaya (2020), los componentes principales de la ciudadanía en niños y adolescentes son: derechos y responsabilidades, interacción social y organización de la sociedad.

Los aprendizajes de ciudadanía son definidos como:

los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que son resultado de la experiencia, el estudio, la instrucción, la observación y la práctica. Su objetivo es que el niño desarrolle las facultades necesarias que le permitan formar parte de la sociedad, respetar las normas públicas, ser una persona que exija sus derechos, al mismo tiempo que cumpla con sus deberes y contribuya al bien común; es decir, que con sus acciones abonen al desarrollo de la democracia (Espinoza, 2020, p. 49).

Formación ciudadana

La ciudadanía plena se ha convertido en una aspiración de las sociedades modernas porque implica igualdad de derechos, además de una democracia consolidada. La ciudadanía es una estructura pero también una forma de relacionarse con los otros, de vivir y convivir (Martínez, 2003). Ser ciudadano, por tanto, conlleva un vínculo social e incluye la contribución a la sociedad (Milani, 2005).

En la actualidad, nos encontramos aún muy lejos de ese ideal de ciudadanía. Los deterioros en relación a la convivencia y la cohesión social son graves y provocan grandes problemas que se acercan a la ingobernabilidad (Gutiérrez, 2011). Por ello, la lucha por la ciudadanía como apuesta contra los problemas sociales sigue presente.

En México, las condiciones de desigualdad y violencia han hecho de la ciudadanía un tema relevante. Esto se debe a que se le ve como coadyuvante del cambio necesario para mejorar las condiciones sociales (Dagnino, 2006). Si se quiere construir paz, se debe tomar como base al ciudadano(a) como un instrumento para lograr y sostener el cambio (Lederach, 1997).

La formación ciudadana es un proceso que se centra en el papel que tienen los individuos en el logro de una convivencia pacífica (Giraldo-Zuluaga, 2015); su meta debe ser la búsqueda del bien común, a partir de la participación e involucramiento de las personas en la vida pública del país (Reyes y Rivera, 2018), por lo tanto, es un medio y un fin (Barba, 2007).

Ya que es mediante la educación que podemos llegar a ser ciudadanos de una democracia (Puig, Gijón, Martín y Rubio, 2011), vale la pena preguntarnos qué tipo de ciudadanos estamos formando, y qué ciudadanos necesitamos y queremos como sociedad (Espinoza, 2020, p. 9).

La formación de ciudadanos comienza desde la infancia e inicia al ser reconocidos como parte de una sociedad (Martínez, 2003). En general, se puede decir que la misión de la escuela es garantizar que los alumnos y las alumnas adquieran lo necesario para ser parte de una sociedad democrática (De Hoyos, 2017), lo que implica considerar a la ciudadanía como uno de los temas centrales.

La Unión Europea incluyó a la competencia ciudadana dentro de sus ocho ejes clave para la educación por competencias (Bolívar, 2010). Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el tema específico de la ciudadanía se aborda en el Objetivo 4: “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”. Lograr garantizar educación de calidad implica que los niños, niñas y adolescentes (NNA) deben adquirir conocimientos teóricos y prácticos sobre temas que permitan su desarrollo integral como valores, desarrollo sostenible, igualdad de género, cultura de paz y ciudadanía mundial (Naciones Unidas, 2016).

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), desde 1996, refirió que uno de los objetivos de la educación era la formación de ciudadanía (CEPAL-UNESCO, 1996).

En México, la relación entre educación y ciudadanía es histórica (Barba, 2019). El Gobierno de México incluye como una de sus funciones básicas la formación de ciudadanos, y para ello se plantea enseñar desde la educación inicial a respetar la ley y fomentar la cultura de paz (Secretaría de Educación Pública [SEP], 2020a. Según la Secretaría de Educación Pública (SEP), cada entorno escolar debe cumplir con normas claras y apegadas a los derechos humanos: prevención y atención de factores de riesgo, creación y funcionamiento de espacios de expresión y participación para la comunidad escolar, fomento al desarrollo de habilidades socioemocionales, formación de valores democráticos y toma de decisiones colectivas (SEP, 2020b).

La formación ciudadana ha ganado atención en el siglo XXI en México, donde sobresalen tres grandes reformas al respecto. En 2008 se desarrolló el Programa Integral de Formación Cívica y Ética para la educación primaria (PIFCyE) (SEP, 2008). Según Conde (2015), este programa se centró en dos vertientes: una de desarrollo personal ‒enfatizando el conocimiento y valor de sí mismos‒ y una social ‒aspirando al conocimiento, ejercer y defender sus derechos, así como participar de forma activa (Conde-Flores et al., 2017).

Casi diez años después, en 2017 el gobierno mexicano presentó el “Nuevo Modelo Educativo”, donde se hizo explícito que el propósito de la educación es “contribuir a formar ciudadanos libres, participativos, responsables e informados, capaces de ejercer y defender sus derechos, que participen activamente en la vida social, económica y política de México” (Secretaría de Educación Pública [SEP], 2017b, p. 1). Asimismo, dentro de las 11 áreas principales del perfil de egreso de la educación obligatoria (SEP, 2017a) se encuentra la convivencia, la colaboración, el trabajo en equipo y la ciudadanía en general, dando un papel central a la formación ciudadana (Granados, 2018).

La tercera etapa se desprende de las reformas constitucionales de 2019, mismas que implicaron un tercer momento respecto a la temática de la formación ciudadana, con el proyecto de la “Nueva Escuela Mexicana” (NEM), un modelo educativo propuesto por la Secretaría de Educación Pública para el ciclo escolar 2021-2022. Según la SEP, este plan de estudios busca promover, entre otros, la perspectiva de género, el conocimiento de las matemáticas, la lectura y la escritura, el civismo, los estilos de vida saludables, y el cuidado al medio ambiente. Entre sus principales características destacan que fortalece la formación de los NNA en las convicciones a favor de la justicia, la libertad, la dignidad y otros valores fundamentales, incorporando la materia de “educación cívica y ética” desde primero de primaria (SEP, 2019). En este sentido, y tomando como antesala la publicación de la Ley General de Educación en 2019, se establece que la educación que impartan el Estado, sus organismos descentralizados y los particulares con autorización o con reconocimiento de validez oficial de estudios, debe promover el respeto irrestricto de la dignidad humana como valor fundamental e inalterable de la persona y de la sociedad, a partir de una formación humanista que contribuya a la mejor convivencia social en un marco de respeto por los derechos de todas las personas y la integridad de las familias, el aprecio por la diversidad y la corresponsabilidad con el interés general.

Evaluación de la formación ciudadana

La evaluación de la formación ciudadana no es una tarea sencilla. Existe una dificultad práctica para medir la formación ciudadana tanto en el currículo, como en el ethos escolar. Esta dificultad se genera por la tensión entre libertad sobre juicios y evaluación sumativa, así como potenciales consecuencias negativas de una “baja” formación en test de gran escala con altas consecuencias (Jerome, 2008).

A pesar de estas dificultades, existen importantes ejercicios de evaluación en formación ciudadana. Uno de ellos se encuentra el Estudio sobre Educación Cívica (CivEd, por sus siglas en inglés) desarrollado en 1971 por la International Association for the Evaluation of Educational Achievement (IEA). Esta prueba fue validada, aunque solamente en adolescentes de 14 años; su objetivo fue contribuir al entendimiento y mejoramiento de la enseñanza de la educación cívica como herramienta para la formación de ciudadanía. Su aplicación se realizó en diversos países y permitió llevar a cabo un análisis sobre el estado de la ciudadanía en el mundo (Schulz et al., 2010, 2016). Este instrumento contó con diversos procesos de validación (SREDECC, 2011), incluyendo procesos para población mexicana (Caso et al., 2016; Tirado y Guevara Niebla, 2006). Para poder ser aplicado, se hizo una traducción y adaptación en Baja California con una muestra de 3 912 estudiantes adolescentes. Posteriormente se llevó a cabo una segunda aplicación en 2008 (Caso et al., 2008) en una población de 5 589 estudiantes. Los resultados confirman que el CivEd representa una alternativa para la evaluación de los aspectos actitudinales asociados con la educación cívica de estudiantes mexicanos.

Esta prueba se denominó ICCS International Civic and Citizenship Education Study (ICCS) en 2009 y se aplicó en diversas partes del mundo. En América Latina participaron México, República Dominicana, Guatemala, Colombia, Paraguay y Chile con estudiantes de octavo grado (2º secundaria) con edad promedio de 14 años (SREDECC, 2011, p. 17).

En 2016 el instrumento ICCS se aplicó nuevamente a estudiantes de ocho años, con la participación de México, Colombia, Chile y Perú, por parte de América Latina. Los dominios de evaluación se centraron en conocimiento cívico que comprende aspectos y conceptos clave sobre temas como organizaciones, instituciones y derechos característicos de las sociedades democráticas; equidad, libertad y justicia; procesos y prácticas asociados con la participación ciudadana; y el papel de las personas en las sociedades y la democracia. De igual forma, se estudió el compromiso y participación actual en diferentes actividades cívicas (voluntariado, voto, afiliación a partidos) y sobre actitudes hacia temas relevantes de la sociedad (INEE, 2018).

En México, diversos estudios han intentado dar cuenta de las características de la ciudadanía en niños y niñas de educación básica, desde las representaciones de valores democráticos (Gingold y Winocur, 2000), las actitudes hacia la democracia y la influencia de los medios de comunicación y la familia (Huerta, 2009), los valores que influyen en la formación ciudadana (Araújo-Olivera et al., 2005), la evaluación del juicio moral (Barba, 2001) y las prácticas cívicas en la escuela (Elizondo, 2000). Sin embargo, el esfuerzo más importante lo realizó el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), por medio de los Exámenes de la Calidad y el Logro Educativos (Excale), con los que buscó evaluar la asignatura de educación cívica y ética en tercero de primaria, sexto de primaria y tercero de secundaria (INEE, 2020). Para tercero de primaria, estos exámenes definieron dos dominios: 1) educación cívica: sentido de pertenencia a la comunidad, organización política del Estado Mexicano, democracia y participación ciudadana; y 2) formación ética: formación de valores y naturaleza humana, comprensión y conocimiento de las garantías sociales e individuales derechos y obligaciones (Aguilar, Flores, y Vazquez, 2007). Para tercero de secundaria se mantuvieron los dominios, ajustándose a los contenidos curriculares: educación cívica (conocimiento de las instituciones y la organización política de México, comprensión de derechos y deberes, participación social y política, respeto a aprecio por la diversidad), y formación ética (conocimiento y cuidado de sí mismo y formación de valores) (INEE, 2009, p. 140).[1]

El instrumento que se presenta en este artículo busca abonar a la evaluación de formación ciudadana, desde una perspectiva complementaria, pues se centra en aprendizajes básicos, más que en aprendizajes esperados, y se desarrolla por medio de evaluaciones alternativas, tal como se discute a continuación.

Evaluaciones alternativas

El presente documento, desde una visión de evaluación alternativa, presenta un instrumento de medición que, a diferencia de los anteriores, pretende medir aprendizajes básicos de ciudadanía en niños, niñas y adolescentes (NNA). Así, se consideran los aprendizajes básicos de ciudadanía como “el conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y valores para la convivencia. Marcan las pautas para que los niños y niñas, en su calidad de ciudadanos, formen parte de una sociedad, convivan con otros y busquen el bien común. Estas pautas están vinculadas en varios sentidos con las reglas, con los derechos de las personas, con las dinámicas de interacción con los otros y otras, y con las formas de organización social” (Espinoza, 2020, p.87).

Es necesario aclarar que con evaluaciones alternativas nos referimos a aquellos procesos que surgieron como opciones paralelas a las evaluaciones estandarizadas, que tantos problemas y limitaciones han ido presentado (ARG, 2002; Hevia y Vergara-Lope, 2019). Las evaluaciones alternativas han ido ganando terreno e incluyen gran diversidad de procesos y metodologías, pero el presente documento se enfoca en solamente una de sus vertientes: las evaluaciones dirigidas por ciudadanos (CLA).

Los CLA, por sus siglas en inglés (Citizen-Led-Assessment-CLA), se crearon hace casi 20 años en la India, y se han adaptado y aplicado en aproximadamente 15 países de África, Asia y América Latina (Qué hacemos-PAL Netword, s. f.). A pesar de las diferencias entre los países, las evaluaciones comparten características principales: se aplican en hogares y no en escuelas; son voluntarios ciudadanos quienes aplican los instrumentos, las aplicaciones se realizan niño(a) por niño(a) en forma de entrevista, se realizan muestras estadísticamente significativas a nivel de distrito, miden aprendizajes básicos, y los instrumentos de medición son muy simples y cortos pero robustos (Banerji et al., 2013; Mugo et al., 2015; Munene, 2016). En el caso de México, la adaptación de esta metodología se realizó en 2005 y lleva el nombre de MIA–Medición Independiente de Aprendizajes (Hevia y Vergara-Lope, 2016; Vergara-Lope, 2018; Vergara-Lope y Hevia, 2016). MIA ha realizado esta medición de aprendizajes básicos de lectura y matemáticas en seis estados de la República Mexicana (Veracruz, Tabasco, Campeche, Quintana Roo, Yucatán y Puebla), y posteriormente desarrolló innovaciones educativas para abatir el rezago de aprendizajes en estos temas. Ahora, el objetivo ha sido expandirse a otros dominios, como es el caso de los aprendizajes de ciudadanía.

Aprendizajes básicos

Con aprendizajes básicos nos referimos a un “conjunto de habilidades y saberes fundamentales (…) que sirven para la realización y solución de problemas cotidianos” (Vergara-Lope, 2018, p. 45), ayudan al desarrollo de los individuos en todas las áreas de su vida y, si no se desarrollan en tiempo y forma, comprometen sus aprendizajes futuros y su adaptación e inclusión social (Coll y Martín, 2006; Vergara-Lope, 2018). Debido a que las demandas que tienen que enfrentar las personas a lo largo de su vida son diversas, los aprendizajes básicos que deben tener niños y niñas van a variar de acuerdo a los contextos y necesidades en cada lugar y momento histórico (UNESCO, 2016). Dentro de lo básico indispensable están, además de las cuestiones cognitivas e intelectuales (como la lectura y las matemáticas), aspectos emocionales, sociales, motivacionales, creativos y actitudinales, así como los valores, que son indispensables para vivir y enfrentarse al medio, y que han sido incluidas dentro de las “nuevas habilidades para el siglo XXI” (Bassi et al., 2012; Luna Scott, 2015; UNESCO-OREALC, 2017).

Para indagar sobre los aprendizajes básicos de ciudadanía fue necesario preguntarse qué era lo básico indispensable que los niños y las niñas tendrían que aprender para poder seguir desarrollándose y lograr tener una buena calidad de vida de acuerdo a las condiciones que vivimos en México actualmente y tomando en cuenta los criterios de Coll y Martín (2006).

En el caso de los aprendizajes básicos de ciudadanía, estos se convirtieron en algo imprescindible (Ananiadou y Claro, 2010; Arthur et al., 2008; Care, 2016; Luna Scott, 2015) dadas las condiciones de América Latina y el Caribe en las últimas décadas (INE, 2014; Latinobarómetro, 2017). La postura de esta investigación se diferencia del marco de referencia de la ciudadanía global porque se enfoca en la importancia de generar ciudadanía local y contextual, antes de dirigir las miradas a una ciudadanía mundial, aunque guarda algunas similitudes con ella UNESCO (2014).

1 Metodología

La primera parte de este documento tiene el objetivo de presentar la validación del Instrumento de Medición de Aprendizajes Básicos en Ciudadanía (ABC).

Para realizar el primer objetivo, el instrumento fue aplicado a 324 niños, niñas y adolescentes. Se seleccionaron cuatro escuelas públicas de los niveles primaria y secundaria (Veracruz). Los y las participantes encuestadas fueron de edades entre seis y 17 años, con una media de 11.8 (DE=2.7), 53.1% mujeres y 46.9% hombres. Los grados escolares que cursaban son los que se muestran a continuación en la Tabla 1. El muestreo fue intencional por cuotas.

Tabla 1. Distribución por grado escolar de la muestra.

 

Frecuencia

Porcentaje

1° de primaria

23

7.1

2° de primaria

14

4.3

3° de primaria

25

7.7

4° de primaria

36

11.1

5° de primaria

18

5.6

6° de primaria

27

8.3

1° de secundaria

76

23.5

2° de secundaria

43

13.3

3° de secundaria

62

19.1

Total

324

100.0

Fuente: elaboración propia.

Con los resultados de las aplicaciones se realizó un análisis factorial confirmatorio para obtener la validez de contenido y coeficiente de consistencia interna para obtener la confiabilidad. Se obtuvo validez convergente con el Instrumento de aprendizajes de Ciudadanía-IAC (Espinoza, 2020). Para ello se aplicaron ambos instrumentos a 117 niñas y niños de edades entre siete y 11 años, que cursaban de 2º a 5º grado de primaria en dos primarias públicas (Veracruz).

Para la segunda parte que tiene por objeto dar cuenta de los aprendizajes de ciudadanía de niños y niñas de Yucatán. En esta entidad se aplicó el instrumento ABC a 1 455 niños, niñas y adolescentes, de edades entre siete y 17 años, con una media de 11.12 años. El 52.5% hombres y el 47.5% eran mujeres. Cursaban diferentes grados escolares, que se muestran en la Tabla 2.

Tabla 2. Distribución de frecuencia por grado escolar

Grado escolar

Yucatán

F

%

1° de primaria

12

0.8

2° de primaria

146

10.0

3° de primaria

191

13.1

4° de primaria

175

12.0

5° de primaria

166

11.4

6° de primaria

137

9.4

1° de secundaria

143

9.8

2° de secundaria

140

9.6

3° de secundaria

97

6.7

Bachillerato

216

14.8

No estudia

32

2.2

Total

1455

100

Fuente: elaboración propia.

Para llevar a cabo la aplicación del instrumento se realizó un muestreo (Hernández Sampieri et al., 2010; Kerlinger y Lee, 2002) representativo polietápico: estratificado (todos los Distritos electorales), probabilístico por conglomerados (Unidad Primaria de Muestreo=selección de municipios; Unidad Secundaria de Muestreo=selección de localidades o AGEBs dentro de los municipios con balance entre zonas urbanas y rurales y considerando el tamaño población y el total de personas de siete a 17 años) y, finalmente, elección sistemática de viviendas (se escogió aleatoriamente el primer elemento y posteriormente se seleccionó una vivienda cada dos).

El instrumento que se utilizó fue el Instrumento de Medición de Aprendizajes Básicos en Ciudadanía (ABC) del que se da cuenta en la primera parte de este documento. Tiene 16 reactivos y cuatro dimensiones: Reglas, Tolerancia e inclusión, Trabajo en equipo y Convivencia y participación.

El instrumento contaba con un Alfa de Cronbach de .72 y 55.3% de la varianza explicada (se puede observar en la primera parte del apartado de resultados). Para la aplicación en el estado de Yucatán: a) se cambió la redacción de dos reactivos negativos (4 y 10) para volverlos positivos; b) se obtuvo nuevamente el Alpha de Cronbach con los nuevos reactivos, la cual aumentó a .74. Contiene cuatro opciones de respuesta: nunca, a veces, casi siempre y siempre; y se puntúan del 1 al 4 respectivamente, excepto los reactivos negativos que se califican al revés (reactivos negativos que se califican al revés: 2 y 12).

El instrumento fue aplicado como parte de una batería que incluía MIA Lectura, MIA matemáticas (Hevia y Vergara-Lope, 2016), así como una encuesta de variables regularmente asociadas al logro académico.

En la metodología de MIA (Vergara-Lope, 2018; Vergara-Lope et al., 2017; Vergara-Lope y Hevia, 2016) los instrumentos se aplican a todos los niños, niñas y adolescentes que vivan en los hogares seleccionados. Se aplica con lápiz y papel en forma de entrevista niño por niño. La aplicación fue realizada por 141 ciudadanos voluntarios que fueron capacitados previamente en un taller de entre 6 y 7 horas.

2 Resultados

Esta primera aplicación del Instrumento de Medición de Aprendizajes Básicos en Ciudadanía (ABC) permitió obtener datos de confiabilidad y validez. Las frecuencias muestran que en ninguno de los reactivos existió un porcentaje arriba de 90% en una sola opción de respuesta. Todas las correlaciones item-calificación total fueron significativas entre .13 y .60. Se corrió un análisis factorial que arrojó comunalidades por arriba de .37 para todos los reactivos. El análisis de componentes principales con rotación Varimax (5 iteraciones) se forzó a cuatro factores que explican el 55.3% de la varianza.

La distribución de las cargas factoriales se muestra en la Tabla 3.


 

Tabla 3. Cargas factoriales

Reactivos

1

2

3

4

1. Respetas las reglas cuando participas en una actividad

0.786

 

 

 

3. Respetas el turno de los demás

0.765

 

 

 

5. Sigues las instrucciones que te da el maestro en el salón de clases

0.702

 

 

 

7. Prestas atención cuando el maestro está dando su clase

0.743

 

 

 

13. Aunque no estés de acuerdo con alguien, respetas su opinión

0.554

 

 

 

14. Organizas el material después de trabajar para que el salón esté ordenado

0.519

 

 

 

2. Te caen mal las personas que no tienen el mismo color de piel que tú

 

0.73

 

 

4. Evitas jugar con personas que son diferentes a ti

 

0.751

 

 

10. Piensas que las mujeres no pueden hacer las mismas cosas que los hombres

 

0.626

 

 

12. Te alejas de las personas que tienen alguna discapacidad

 

0.681

 

 

6. Te llevas bien con todos

 

 

0.688

 

9. Te gusta trabajar en equipo

 

 

0.788

 

15. Aprendes mejor cuando trabajas en equipo

 

 

0.708

 

8. Cuando alguien no respeta las reglas del juego se lo dices

 

 

 

0.79

11. Te gusta adaptar el juego para que todos puedan jugar

 

 

 

0.692

16. Te sientes bien cuando compartes tus cosas

 

 

 

0.565

Fuente: elaboración propia.

El Alfa de Cronbach general que se obtuvo con 16 reactivos fue de .72 y por dimensión, como se muestra en la Tabla 4.

Tabla 4. Índices de consistencia interna total y por dimensión

Dimensión

Numeración 16

Número de reactivos

Alfa de Cronbach

Reglas

1, 3, 5, 7, 13, 14

6

0.81

Tolerancia e inclusión

2, 4, 10, 12

4

0.65

Trabajo en equipo

6, 9, 15

3

0.63

Convivencia y participación

8, 11, 16

3

0.60

 

Total

16

0.72

Fuente: elaboración propia.

De acuerdo a las calificaciones obtenidas se calcularon calificaciones altas, medias y bajas (Tabla 5).

Tabla 5. Calificación total y por dimensión

 

Sumatoria total

Reglas

Tolerancia e inclusión

Trabajo en equipo

Convivencia y participación

Reactivos

16

6

4

3

3

Calificación mínima

16

6

4

3

3

Calificación máxima

64

24

16

12

12

Medias

50.96

18.67

13.71

9.36

9.22

DE

6.53

3.92

2.66

2.19

2.22

Medias ponderadas

3.19

3.11

3.43

3.12

3.07

Alto

57.50 - 64

22.60 - 24

16.38 - 16

11.56 - 12

11.45 - 12

Medio

44.43 - 57.49

14.75 - 22.59

11.05 - 16.37

7.17 - 11.55

7 - 11.44

Bajo

16 - 44.42

6 - 14.74

4 - 11

3 - 7.16

3 - 6.99

Fuente: elaboración propia.

En la validez convergente con el Instrumento de aprendizajes de Ciudadanía-IAC (Espinoza, 2020) se obtuvo una correlación de Pearson de .54 (significativa al .001).

2.1 Descripción de los Aprendizajes de Ciudadanía

El Instrumento de Medición de Aprendizajes Básicos en Ciudadanía (ABC) fue aplicado en el estado de Yucatán a 1 455 niños, niñas y adolescentes. Como aparece en la Tabla 6, los cinco reactivos que tuvieron medias de respuesta más bajas en aprendizajes de ciudadanía son: 8, 10, 12 y 15. Las medias más altas fueron de los reactivos 1, 3, 4 y 5.

Tabla 6. Medias por reactivo, ordenados de menor a mayor

Reactivos

N

Media

DE

C8. Cuando alguien no respeta las reglas del juego, se lo dices

1430

3.13

1.039

C10. Piensas que las mujeres pueden hacer las mismas cosas que los hombres

1434

3.20

1.103

C15. Aprendes mejor cuando trabajas en equipo

1435

3.41

0.889

 C12. Te alejas de las personas que tienen alguna discapacidad

1428

3.47

1.025

C13. Aunque no estés de acuerdo con alguien, respetas su opinión

1435

3.51

0.794

C14. Organizas el material después de trabajar para que el salón esté ordenado

1435

3.51

0.788

C16. Te sientes bien cuando compartes tus cosas

1437

3.52

0.819

C11. Te gusta adaptar el juego para que todos puedan jugar

1435

3.60

0.779

C9. Te gusta trabajar en equipo

1433

3.61

0.745

C6. Te llevas bien con todos

1438

3.63

0.676

C7. Prestas atención cuando el maestro está dando su clase

1433

3.64

0.655

 C2. Te caen mal las personas que no tienen el mismo color de piel que tú

1437

3.66

0.892

C5. Sigues las instrucciones que te da el maestro en el salón de clases

1431

3.70

0.613

C4. Te gusta jugar con personas que son diferentes a ti

1430

3.71

0.687

C3. Respetas el turno de los demás

1439

3.72

0.625

C1. Respetas las reglas cuando participas en una actividad

1437

3.73

0.591

Fuente: elaboración propia.

Respecto a las dimensiones, la media ponderada más alta está en la dimensión Reglas y la más baja, al igual que en la muestra de la validación, fue en Convivencia y participación (Tabla 7).

Tabla 7. Medias y medias ponderadas por dimensión

Dimensión

Media

DE

Reactivos

Media P.

Reglas

21.82

2.636

6

3.64

Tolerancia e inclusión

14.05

2.152

4

3.51

Trabajo en equipo

10.64

1.657

3

3.55

Convivencia y participación

10.25

1.757

3

3.42

Sumatoria total

56.76

5.569

16

3.55

Fuente: elaboración propia.

La relación de diferentes variables con los resultados de ciudadanía se muestra a continuación. En el caso de la edad no se obtuvo correlación de la sumatoria total de ciudadanía con la edad; sin embargo, las dimensiones sí se correlacionaron significativamente con la edad de los niños, niñas y adolescentes (Tabla 8). La dimensión Tolerancia e inclusión se correlaciona de manera positiva y las otras tres dimensiones de manera negativa con la edad. En la Figura 1 se puede observar esta tendencia de la dimensión Tolerancia e inclusión a aumentar con la edad, y como la dimensión Trabajo en equipo baja conforme aumenta la edad.

Tabla 8. Correlación de las dimensiones con la edad

Coeficiente de correlación de Spearman

Reglas

Tolerancia e inclusión

Trabajo en equipo

Convivencia y participación

Edad

-.086***

.289***

-.213***

-.112***

Fuente: elaboración propia.

Figura 1. Correlación de las dimensiones con la edad.

Fuente: elaboración propia.

En el caso de género, las mujeres presentan medias más elevadas en todas las dimensiones, pero sólo en la dimensión de Reglas (t= 4.638, sig. al .001, gl= 1432.141) y en la sumatoria total de Aprendizajes de ciudadanía (t=3.838, sig. al .001, gl=1433.998) las diferencias son significativas (Ver Figura 2). La mayor diferencia de género se observa en la dimensión Reglas.

Figura 2. Diferencias de las medias de las dimensiones por género.

Fuente: elaboración propia.

Los reactivos que más se diferencian por género son el 14, 7 y 5, en los que las mujeres presentan mayores medias (Tabla 9), aunque nueve de los 16 reactivos presentan diferencias significativas por género.


 

Tabla 9. Reactivos con medias que presentan diferencias estadísticamente significativas por género

 

Femenino

Masculino

t

gl

C14. Organizas el material después de trabajar para que el salón esté ordenado

3.585

3.447

3.334***

1433.040

C7. Prestas atención cuando el maestro está dando su clase

3.722

3.577

4.268***

1425.166

C5. Sigues las instrucciones que te da el maestro en el salón de clases

3.773

3.627

4.597***

1413.691

Fuente: elaboración propia.

Las medias son más elevadas en las escuelas privadas en dos de las dimensiones (Reglas y Tolerancia e inclusión) y en la sumatoria total, pero las diferencias por sostenimiento de la escuela resultan significativas sólo en la dimensión Tolerancia e inclusión (t=-5.458, sig. al .001, gl= 99.59) (Ver Figura 3).

Figura 3. Diferencias de las medias de las dimensiones por sostenimiento.

Fuente: elaboración propia.

Los reactivos que más distancia tienen entre escuelas públicas y privadas son el 2, 10 y 12, los cuales presentan diferencias significativas por sostenimiento y las tres medias son mayores en las escuelas privadas (Tabla 10).

Tabla 10. Reactivos con medias que presentan diferencias estadísticamente significativas por sostenimiento

 

Pública

Privada

t

gl

 C2. Te caen mal las personas que no tienen el mismo color de piel que tú

3.645

3.937

-5.638***

130.994

C10. Piensas que las mujeres pueden hacer las mismas cosas que los hombres

3.189

3.494

-3.268***

98.116

 C12. Te alejas de las personas que tienen alguna discapacidad

3.452

3.791

-4.717***

109.939

Fuente: elaboración propia.

El 38.2% de la muestra hablaba una lengua indígena, en su gran mayoría maya. Las medias de los aprendizajes de ciudadanía de las personas que hablaban lengua indígena fueron mayores, con excepción de la dimensión tolerancia e inclusión; sin embargo, la diferencia sólo fue significativa en la dimensión Trabajo en equipo (t= -3.811, sig. al .001, gl= 1241.553) (Ver Figura 4).

Figura 4. Diferencias de las medias de las dimensiones por lengua.

Fuente: elaboración propia.

Los niños, niñas y adolescentes que hablaban lengua indígena obtuvieron significativamente mejores resultados en las preguntas 9, 6, 11, 15 y 4 (Tabla 11).

Tabla 11. Reactivos con medias que presentan diferencias estadísticamente significativas por lengua

 

Sí hablaban lengua indígena

No hablaban lengua indígena

t

gl

C9. Te gusta trabajar en equipo

3.687

3.561

-3.217***

1262.118

C6. Te llevas bien con todos

3.693

3.584

-3.056**

1258.406

C11. Te gusta adaptar el juego para que todos puedan jugar

3.664

3.559

-2.532*

1233.645

C15. Aprendes mejor cuando trabajas en equipo

3.467

3.368

-2.083*

1205.565

C4. Te gusta jugar con personas que son diferentes a ti

3.765

3.683

-2.265*

1253.03

Fuente: elaboración propia.

Los niños y las niñas que asisten a la escuela tienen medias más elevadas en todas las dimensiones de aprendizajes de ciudadanía, pero las diferencias son estadísticamente significativas en la sumatoria total de Aprendizajes de ciudadanía (t= -2.855, sig. al .01, gl= 28.441) y en las dimensiones de Reglas (t=-2.930, sig. .01, gl= 28.339), Trabajo en equipo (t=-2.105, sig. al .05, gl=1434), y Convivencia y participación (t=-2.811, sig. al .01, gl= 1434) (Ver Figura 5).

Figura 5. Diferencias de las medias de las dimensiones por asistencia a la escuela.

Fuente: elaboración propia.

Lo datos sobre violencia muestran que 55% de los niños y las niñas había tenido al menos un episodio de violencia en alguno de los escenarios (Tabla 12). Al relacionar la violencia general con el total de aprendizajes de ciudadanía se obtiene una correlación negativa y significativa de -.110 (sig. al .001); esto es, existe cierta tendencia de que, a mayor violencia vivida, menos aprendizajes de ciudadanía se encontraron, y viceversa. Cuando se buscan diferencias significativas en los aprendizajes de ciudadanía entre los que presentan al menos un episodio de violencia y los que no presentan ninguno, también se observan diferencias significativas, presentando mayores medias los que no presentan ningún episodio de violencia.

Tabla 12. Porcentajes de frecuencia de episodios de violencia vivida en los diferentes escenarios

Número de episodios de violencia

Violencia Escuela

Violencia Calle

Violencia Casa

Violencia en general

Ningún episodio de violencia

64.1

93.7

89.4

55

De un episodio en adelante

35.9

6.3

10.5

45

Fuente: elaboración propia.

3 Discusión y conclusiones

Este documento propone al ABC como un instrumento que funciona como una suerte de tamizaje que pretende detectar la situación de ciertos aprendizajes básicos fundamentales de ciudadanía, que seguramente no son los únicos, pero permiten empezar por algo al momento de plantear la acción. De este modo se pretende que esta sea una herramienta formativa que nos dé luz sobre los huecos más importantes en materia de ciudadanía desde el ámbito educativo. Como una limitación del estudio, es necesario aclarar que los datos de confiabilidad de algunas de las dimensiones no son del todo satisfactorios, a pesar de que el índice de consistencia interna total es adecuado, por lo que será recomendable, en un futuro, realizar una revisión de los factores y reacomodar los reactivos en las dimensiones. Este hecho impide el uso de los puntajes de las dimensiones por separado para fines comparativos o sumativos.

El tema de la ciudadanía en la infancia no es sencillo de abordar. La perspectiva de los niños y las niñas como ciudadanos es muy reciente; posiblemente de ahí se desprende la estrecha guía con la que se cuenta para poder medirla desde el ámbito educativo. Más allá de la dificultad de pensar la ciudadanía desde la infancia, resulta un reto analizar cuáles son los aprendizajes para la ciudadanía más elementales y necesarios que, si no son adquiridos en la primera década de la vida, es muy difícil continuar con el desarrollo de las diferentes áreas del individuo, así como pensar en un cambio social a mediano o largo plazo y la resolución de problemas regionales como la violencia o la corrupción.

De acuerdo con los hallazgos de esta investigación: a) los aprendizajes de ciudadanía que tendrían que ser reforzados se pueden detectar a partir de los reactivos y las dimensiones más bajas; de ahí la importancia de realizar evaluaciones formativas que sirvan para la creación o adaptación de intervenciones, y b) las áreas de oportunidad varían de acuerdo a la edad, el género, el sostenimiento de la escuela, la asistencia a la escuela y la etnia; y estas áreas detectadas coinciden con las planteadas por Espinoza (2020).

Los planteado concuerda con la postura de Bolívar (2007), quien propone que en la educación para la ciudadanía deben abordarse temas de interculturalidad, como equidad, diversidad, género, etnia, clase y discapacidad. Y refuerza el hecho de que la educación para la ciudadanía es el reflejo de un contexto y momento histórico determinados” (Espinoza, 2020, p. 27).

Los resultados muestran una enorme ventana de oportunidad tanto para mejorar procesos de evaluación de nuevos aprendizajes y evaluaciones a gran escala, como para generar intervenciones educativas alternativas dirigidas y focalizadas en estos aprendizajes, que permitan articular la evaluación con la mejora educativa, algo que la metodología de evaluaciones dirigidas por ciudadanos permite y promueve.


 

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[1] Los resultados de estas evaluaciones de tercero de primaria fueron, en 2007, los siguientes: el 39% debajo del básico, 28% en el nivel básico, 29% medio y sólo 4% avanzado (Aguilar, Flores, y Vazquez, 2007, p. 57). Para el ciclo escolar 2013-2014 los resultados fueron los siguientes: 29% por debajo del básico; 42% en el básico; 25% en medio y 5% en alto (INEE, 2020). Para sexto de primaria, en el ciclo 2009-2010, el 22% debajo del básico; 65% básico; 10 medio; 4% avanzado. Para el ciclo 2012-2013, 21% debajo del básico; 45% básico; 28% medio y 6.4%avanzado (INEE, 2020). Por último, para tercero de secundaria, en el ciclo 2009-2010, 17% por debajo de lo básico, 61% básico, 20% medio, 2%avanzado (INEE, 2009, p. 145); en el ciclo 2012-2013, 21% debajo básico; 47% básico; 27 medio; 5% avanzado (INEE, 2020). Lamentablemente, PLANEA, el siguiente programa nacional de evaluación de aprendizajes, no incluyó la evaluación de educación cívica y ética, por lo que no se encuentran datos actualizados al respecto.