Resumen
El 19 de mayo de 2006 algunos grupos de estudiantes secundarios de los liceos de Santiago de Chile ocuparon sus establecimientos, exigiendo al gobierno de Michelle Bachelet el cumplimiento de un conjunto de reivindicaciones que habían venido siendo presentadas a lo largo de 2005 a las autoridades del gobierno anterior. Minimizado por el gobierno, el movimiento creció; las “tomas” se triplicaron y la opinión pública se mostró favorable a los estudiantes. La brutalidad de la represión, la claridad de los objetivos de los estudiantes, la autoridad moral que éstos fueron manifestando a lo largo del conflicto y la enorme simpatía natural que mostraron sus dirigentes ante las cámaras de televisión, fueron concitando adhesiones al movimiento en sectores cada vez más significativos de la ciudadanía. Sosteniendo un diálogo permanente con las autoridades, fueron cavando las trincheras de una guerra de posiciones que les permitió acumular fuerza y trasladar su lucha de un nivel gremial a una escala nacional, poniéndo sobre la mesa del debate político cuestionamientos sobre el modelo neoliberal imperante.